Toda persona tiene en su interior, en su corazón y en el espíritu la fortaleza para entender el camino de auténtica salvación, el surgir de la luz, de apartarse de las tinieblas, del camino equivocado, incluso dedicándose a tareas consideradas por otros como perjudiciales, lejanas de "la línea recta",
pueden encontrar un camino que les lleve a entender la fe. Y tal como hizo Jesús con el publicano, así debemos hacer nosotros con los "publicanos" de nuestros tiempos, acercarnos a ellos, compartir momentos y hablarles del amor de Dios; algunos seguros que se sumaran a Cristo, tal como pasó en aquel otro tiempo.
Recordemos las palabras de Nuestro Señor para cuando os critiquen por tratar con personas mal consideradas: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan".
Por: Fabio Antonio Fernández Torres
Adorador Nocturno, del turno "Virgen de las Penas". Málaga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario