En el capitulo sexto del evangelio de San Juan dice el Señor: "Yo soy el pan de vida. El que viene a mi no tendrá hambre, y el que cree en mi no tendrá sed jamás".
Con valentía hay que afrontar las penalidades de la vida cotidiana; el hombre necesita de pan y de agua para alimentarse, necesita para ello sortear obstáculos que se presentan, en unos casos un salario bajo que no cubre las necesidades corporales o pero aún el desempleo, la desesperanza de no tener con que cubrir esas necesidades, ya vemos que los poderosos emplean a veces sus esfuerzos y sus planteamientos en asuntos distintos a los de paliar las necesidades básicas de sus semejantes menesterosos, quizá por ignorancia o incluso por egoísmo, en definitiva por desamor.
Cristo entrega a todos los necesitados y desesperados un pan de vida, alimento seguro y eterno con el que superar cualquier barrera que encuentren en el camino, con su entrega de amor, entrega a quien lo siga y crea en Él una actitud alegre, luchadora, esperanzadora, de fuerza y entrega; indica a los poderosos también cómo tienen que entregarse, regalarse a los menesterosos.
Con este mensaje de amar al prójimo, no existirá hambre ni sed física, y más importante no habrá falta de hambre ni sed espiritual; Él es nuestro alimento en la Eucaristía, sin hipocresía pues de nada sirve tomar el cuerpo del Justo si no hacemos lo que nos pide con nuestro hermano necesitado.
Estando en el Señor y con el Señor la vida diaria es diferente, se acaba la tristeza y el desaliento, aumenta la fuerza y la valentía para dar salida a las faltas, se acabaran los enemigos, el amor impide tenerlos; si te sientes lastimado por alguien, ámalo, no rechaces a nadie, ámalo, en poco tiempo no tendrás nada más que amigos por todos los lugares.
No tengas miedo de denunciar, no para delatar, juzgar o condenar, las acciones contra el amor entre los hombres, sino para corregir a quienes no ven que se produce desamor con leyes, pensamientos, ideas, comentarios, etc.. ofrecer desde la Palabra del Señor una visión acorde con nuestra fe de paz, amor, y resurrección.
Seamos siempre como el Señor y a nuestros hermanos otorgarles siempre el perdón, el perdón de Cristo que es amor, no juzgemos, no condenemos; siempre perdón y corregir al hermano equivocado,
Fabio Antonio Fernández Torres
Presidente turno Virgen de las Penas de A.N.E.
Málaga
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