EL PERDÓN SINCERO A NUESTRO HERMANO EN EL SEÑOR.
Presentémonos al Señor con el perdón a nuestros hermanos, un perdón sincero, entregándole toda la confianza, mostrándonos humildes y arrepentidos de juzgar al que tenemos que amar, al prójimo, máxime cuando sin culpa, como Cristo Nuestro Señor, fue juzgado y condenado por los hombres. No seamos fariseos, de falso corazón, con argucias y gestos "cara a la galería" ocultando las imperfecciones, faltas y pecados que cometemos todos los mortales, seamos cargadores, cada uno, de nuestra cruz, con humildad y cada vez que caigamos, volver a levantarnos, seguir nuestro calvario personal, hablando con nuestro Padre Celestial y pidiéndole su auxilio y su gracia, amándole sobre todas las cosas, teniendo presente siempre a la Santísima Virgen que nos proporciona dulzura y amor a raudales.
Actuar con valentía, sin soberbia, humildes, estemos siempre, ¡siempre intentando conocer a Cristo!, ¿qué hizo Cristo en cualquier situación que se nos presenta?
Fabio Antonio Fernández Torres
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