lunes, 6 de noviembre de 2017

LA LLAMADA DE DIOS

























La llamada de Dios es irrevocable, la llamada se produce a cualquier edad, en cualquier cincunstancia y no se puede anular, es una elección divina.. Desde el sentimiento y la mente humana nada se puede hacer más que obtenerla en forma de don; es inexplicable, sin razón aparente de los mortales, es individual.
Llenarse de gracia para ejercer los designios, para realizar las encomiendas dadas al elegido; nada se escapa a Dios, las grandezas y las pequeñeces son atendidas por él y sus elegidos a través de la llamada; carismas con la que cada individuo de estos realizan obras buenas desde la humildad y con la fe.
Dios es todo amor, todo misericordia.
Su ciencia y conocimiento infinitos, la generosidad de Dios es tan profunda que a pesar de las faltas de sus criaturas humanas, de sus hijos, los hombres, haciendo uso de su amor y misericordia les ofrece el don de la vida, una vida humana pero también una vida eterna, espiritual, una vida con cuerpo y forma, es la Resurección del hombre que ya no padecerá jamás.
Dios creador y eterno.
Ya San Pablo en la carta a los Romanos nos lo dice: "El es el origen, guía y meta del universo".
¿Qué hacer ante la llamada de Dios?
Conservarla en el interior sin publicar ni comunicar, conservarla propia y dejarse guiar por Él, estar alerta y ser perseverantes en la fe, transmitir todo el amor recibido a los demás, cargar con todos los obstáculos y faltas que acontecen en la vida propia y actuar en "los caminos" que decida el Señor para su mayor gloria.
También se dan vidas entregadas a Dios que no han notado, no han percibido la llamada, en cambio, su obra y entrega a Él han dado grandes frutos para el Reino del Amor.
Todos los que han recibido la llamada, tanto si la han percibido como si no, tienen en común el convertirse en "eco del Señor" hacia todos los semejantes.
La humildad es pasar desapercibido ante los demás, tener una generosidad amplia al prójimo, que las obras buenas, el esfuerzo en transmitir el evangelio, la entrega a los menesterosos, se conviertan en una entrega a cambio de nada, que sea de corazón, sin dejar huella del "ego", todo sea para engrandecimiento de Dios.
No hay mayor satisfacción que trabajar en silencio, sin "salir en la foto" para mejorar y dar luz de verdad y vida al prójimo necesitado y encuentre el camino que le lleve al Creador.

por: Fabio Antonio Fernández Torres.
Jefe del turno Virgen de las Penas de la A.N.E.

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